Para el desayuno, a media mañana, para merendar, un café entre amigos, en pareja, en casa, en una cafetería… No todos los momentos son iguales y para cada uno de ellos hay distintos tipos de café. Con más o menos cafeína, más suaves, más fuertes, con diferentes aromas. Cada persona puede encontrar el café que mejor se adapta a sus preferencias.
El café robusta, más cafeína
Las variedades más conocidas del café son dos: arábica y robusta. El café arábica es el más consumido en el mundo, tiene mayor riqueza de aromas, es más dulce y posee menos cafeína que el café robusta, éste es más amargo y de sabor más terroso. La variedad arábica, aunque originaria de Etiopía, se cultiva en la actualidad en Centroamérica, Brasil Colombia, África y algunas zonas de Asia.
El café arábica tiene a su vez más variedades (aproximadamente unas 200), las más conocidas son Moka, Caturra, Icatu o Marella. Los cafetales del café arábica son más difíciles y delicados para cultivar, al contrario que el café robusta, que requiere condiciones menos exigentes de cultivo, y de ahí, que resulte más económico que el arábica.
Asimismo, la variedad robusta tiene más cuerpo, es menos aromático y, como ya se ha citado, tiene mayor contenido en cafeína. Esta variedad robusta proviene de África Central y, hoy en día, hay plantaciones también en el resto de África, Indonesia y Brasil. Otras cualidades del café arábica es que es algo más digestivo, más aromático y más suave que el robusta.
Se puede hablar también de otras dos variedades de café que son mucho menos conocidas que las anteriores porque su calidad es bastante inferior. Se trata de la variedad libérica y la conocida como excelsa. La primera, como su propio nombre indica, es originaria de una zona de Liberia llamada Monrovia. Esta especie tiene un sabor muy peculiar y se consume, sobre todo, en los países Escandinavos. Por su parte, el excelsa proviene del Lago Chad (África) y tiene una calidad aún más baja que el libérica.
Por otra parte, hay que hacer referencia también al tueste de los granos de café, que influye directamente en los componentes de esta bebida, así un café ligeramente tostado tiene más cafeína que uno más tostado, aunque este último parezca más fuerte debido a su amargo sabor. A mayor tueste, las propiedades del café se van perdiendo por lo que, si se quiere disfrutar de un buen café con todas sus bondades y propiedades, hay que elegir un café de tueste ligero.
Excelente antioxidante
Independientemente de qué variedad se consuma, todas ellas comparten los beneficios de esta bebida universal. Uno de los más importantes es su gran poder antioxidante. Según un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, el café ocupa la sexta plaza en una lista de los 50 alimentos que contienen más antioxidantes. Esta propiedad hace que el café ayude a disminuir los efectos de los radicales libres en las células y hacer que éstas envejezcan más tarde. Según los expertos, esto puede ayudar a prevenir enfermedades degenerativas.
Desde el desayuno hasta la cena
¿Qué café me conviene más en cada momento del día? A la hora de desayunar y, sobre todo, para aquellas personas que madrugan mucho o les cuesta despertarse, la opción ideal es la del café espresso. Para los amantes del café con leche que no quieren renunciar al sabor del café ni a la cafeína, han de tener en cuenta que, una café con mucha cafeína es aquel que está molido de manera muy fina. Por lo tanto, cuanto más fino sea el café, más cafeína tendrá. La cafeína del café estimula el sistema nervioso central y por eso aumenta la energía y la resistencia y disminuye la sensación de cansancio y fatiga. Asimismo, para comenzar el día, nada mejor que una buena dosis de café porque algunos estudios han demostrado que la cafeína aumenta la capacidad de concentración y favorece la memoria, así como la actividad cerebral.
Por lo que se refiere a su preparación, hoy en día existen varios procesos para obtener un buen café. Las cafeteras automáticas elaboran un café exquisito en muy pocos segundos, sin embargo, con la cafetera tradicional italiana o una de goteo hay que esperar algo más. Para gustos, los cafés y su modo de preparación. Hay que elegir el que más se adapte a nuestros gustos o necesidades y, por cierto, hay que decir que cuanto más tiempo tarde en prepararse el café, más cafeína tendrá.
Para orientarse algo más sobre el grado de cafeína que contienen los diferentes tipos de café, aparte de lo anteriormente citado, existe una medida aproximada con la que los expertos muestran unanimidad. Así, 60 ml de café espresso contienen 80 mg de cafeína; una taza de café de filtro de 200 ml tiene aproximadamente 90 mg; un café largo o americano de 350ml contiene alrededor de 154 mg de cafeína, 236 ml de un café instantáneo 57 mg y un café de cápsula alcanza los 90 mg. Una taza con una medida de 230ml de café extraído gota a gota (cafetera) tiene entre 100 y 200 mg de cafeína.
Café después de comer para mejorar la digestión
Para terminar bien una comida no hay nada mejor que hacerlo con café. Tanto da si después tenemos que seguir trabajando o no, ya que nos aportará un plus de energía para continuar la tarde, ya sea para completar la jornada laboral o para continuar con los quehaceres rutinarios del día. Hay expertos cafeteros que incluso aseguran que el café es mejor consumirlo después de comer puesto que es un extraordinario estimulante digestivo que ayuda a realizar una buena digestión.
Al tomar un café después de la comida, los jugos gástricos se unen con la cafeína aumentando así la cantidad de mucosa facilitando de esta manera que los alimentos se digieran. Por lo tanto, la cafeína ayuda a los músculos del estómago a trabajar más rápido y así las digestiones son mucho más ligeras que si no se tomara café. Algunos nutricionistas, además, argumentan que, al ser la digestión más rápida, el cuerpo absorbe muchas menos calorías. Pero, eso sí, hay que tener en cuenta que siempre estamos hablando de un café solo, sin mezclarlo con leche o con otro tipo de bebidas. Y, por supuesto, no a todas las personas les sienta bien un café después de comer, cada uno tiene que saber cómo funciona su cuerpo y cómo reacciona en cada momento según lo que se ingiere.
Por la noche, café descafeinado
Como te acaba de comentar, cada persona sabe lo que mejor le sienta. Evidentemente, si uno mismo ha comprobado que tomando café por la noche no logra conciliar el sueño, evidentemente, no debería tomarlo. Lo que sí podría hacer es beber café descafeinado.
Existen métodos variados para quitar la cafeína a los granos de café que no interfieren en el resto de los componentes del grano del café, ni en su aroma ni en su sabor. Todos estos procedimientos humedecen en primer lugar los granos para hacerlos más porosos y poder así extraer la cafeína y, posteriormente, se procede al secado de los mismos.
Los métodos más empleados para extraer la cafeína son tres: mediante óxido de carbono, con agua o con la extracción química. Con el primer método, la cafeína se retira con un sistema de presión con CO2 metiendo los granos de café a altas atmósferas de presión en las que circulan C02 entre los granos. El óxido de carbono entra en los granos y disuelve la cafeína. Se trata de un sistema con alto coste económico por lo que solo se emplea para cafés de alta gama.
El método de eliminación con agua humedece los granos de café y los moja en agua que contiene extracto de café verde sin cafeína que atrae a la cafeína de los granos.
Y, por último, en la extracción química, los granos de café humedecidos se ponen a remojo con un disolvente químico que diluye la cafeína, después se lavan los granos de café y se secan con aire caliente. Este es el método más utilizado ya que es el más económico.
El café descafeinado mantiene todos los beneficios del café, excepto los que produce la cafeína. Así, un café descafeinado sigue siendo efectivo para mitigar los dolores de cabeza o los calambres musculares, también tiene magnesio que regula multitud de funciones de nuestro organismo y, al igual que el café con cafeína, sigue siendo un potente agente que actúa contra la oxidación de las células ya que sigue manteniendo una gran cantidad de antioxidantes. Asimismo, el café descafeinado ayuda a prevenir el deterioro mental que se produce en las personas a medida que avanzan los años.
Por lo tanto, siempre se puede encontrar un café ideal para cada momento del día y poder así disfrutar de una esta bebida (una de las más consumidas del mundo), ya sea con cafeína o sin ella.