Seguro que estos días, al pasar por alguna pastelería, cafetería o al ir a casa de tus padres has visto torrijas. ¡Qué ricas, verdad! Lo cierto es que sí, ¡son buenísimas! Y, por supuesto, típicas de Semana Santa.
Pero ahora, y si me lo permites, te voy a pedir que hagas conmigo un ejercicio de imaginación. Cierra los ojos y traslada tu mente al siglo XV. Entramos en una casa de campesinos donde una mujer acaba de dar a luz. ¿Sabes qué le están preparando las mujeres que le han asistido en el parto? ¡Torrijas!
Así es. Aunque ahora mismo asociamos torrijas a religión, lo cierto es que la historia nos dice que no nacieron con ese propósito, sino con el de recuperar las fuerzas de las mujeres que daban a luz, a lo que se añadía una copita de vino (sería para olvidar los partos del dolor…?).
Pero entonces, ¿cómo llegaron a ser parte de los dulces de Semana Santa? No se sabe con exactitud pero, al parecer, al ser un alimento calórico y que aportaba muchos nutrientes- recordamos que la base de las torrijas es pan, leche y huevos- se dice que comenzaron a tomarse para compensar la abstinencia que se hacía de ciertos alimentos durante esos días.
De hecho, más allá de la Semana Santa, las torrijas siempre se han asociado a tiempos de escasez de alimentos, al realizarse con ingredientes básicos, como el pan (lo ideal es que esté duro de 2 o 3 días).
Y, ahora sí, ya puedes volver a nuestros días, coger papel y boli y tomar nota de la receta sencilla y saludable (siempre y cuando no se abuse) que vamos a darte a continuación, para ponerte manos a la obra y deleitar tu paladar y el de tus invitados durante estos días.
Receta de torrijas con té matcha
Para hacer esta receta vas a necesitar los siguientes ingredientes:
1 barra de pan integral con semillas
3 huevos
1 litro de leche de almendras
1 cucharadita de té matcha puro de Aromas de té
4 cucharadas de azúcar de caña
¿Lo tienes todo? Entonces, ¡vamos allá! Pero antes, una pequeña aclaración, porque seguramente te estés preguntando, ¿por qué pan integral de semillas? Además de que es más saludable que el pan blanco, porque es el que es menos esponjoso por dentro y, por tanto, la leche empapa mejor a la hora de preparar las torrijas.
Aclarado este punto, vamos con el primer paso. Ponemos la leche de almendras a calentar en un cazo, a fuego lento, de manera que no se nos pegue. Cuando alcance los 60-70 grados (si no tienes termómetro, mira que esté templada) añadimos las tres cucharadas de azúcar moreno y una cucharadita de té Matcha tamizado con un colador para que no haga grumos. Mantenemos esa temperatura durante 4-6 minutos, mientras vamos removiendo de vez en cuando para que la leche vaya tomando el sabor del matcha. Dejamos atemperar.
Mientras tanto, cortamos la barra de pan de forma sesgada, haciendo unas rebanadas grandes y de dos dedos de grosor para que una vez tengamos la leche a temperatura ambiente, la vertemos en un plato hondo donde podamos remojar bien las tostadas de pan que acabamos de cortar.
TRUCO: La mejor manera de remojarlas es dejarlas un minuto por cada lado y comprobar que estén bien impregnadas de leche antes de sacarlas. Si te hace falta algo más de tiempo, no pasa nada, pero que no se rompan al sacarlas tampoco.
Mientas dejamos que las rebanadas de pan se vayan remojando, aprovechamos para batir los tres huevos y los dejamos preparados para el siguiente paso. Al mismo tiempo, ponemos una sartén anti adherente al fuego (o plancha), de manera que esté bien caliente cuando la vayamos a usar. Le ponemos una cucharadita pequeña de aceite de oliva virgen extra para lubricar bien la sartén.
Una vez remojadas las torrijas en la leche, las pasamos por el huevo y las ponemos en la sartén (o plancha si prefieres). En ese momento, bajamos un poco el fuego para que no se quemen mucho, pero que queden tostaditas. Después les damos la vuelta, las sacamos y emplatamos.
Para decorarlas añadimos una pizca de esta mezcla que habremos hecho previamente: 1 cucharada de azúcar de caña con media cucharadita de té matcha mezclado en seco.
Y, ¡ya está! Ya tienes las torrijas preparadas y listas para comer. Nosotros las solemos acompañar con un poco de fruta cortada, especialmente frutos rojos. De hecho, puedes tomarlas con un batido de frutos rojos o helado casero de frutos rojos. ¿Se te ocurre algún desayuno, merienda o postre mejor? ¡Disfrútalas!
P.D. Si sobran para los días siguientes – cosa que dudo…- aprovecha la leche que te ha sobrado para humedecerlas y que estén igual que el primer día.