Son lo que más queremos y por eso les enseñamos desde bien pequeñitos los hábitos más saludables para ellos. Nuestros hijos, cuando son pequeños, aprenden todo de nosotros y, principalmente, lo relativo a su alimentación. Ellos asimilan, sobre todo, lo que observan a su alrededor; lo que vean en sus padres y madres desde bien pequeños será, con toda probabilidad, un modelo de conducta que les servirá para todo su posterior desarrollo.
Además de enseñarles a llevar una alimentación saludable, ¿por qué no les enseñamos también a beber infusiones y a que se aprovechen de los múltiples beneficios que pueden obtener de ellas? Las infusiones no sólo son buenas en determinados momentos, cuando les duele la tripita o para conciliar el sueño, por ejemplo. Si las vamos incorporando día a día en su alimentación podrán disfrutar de sus beneficios a lo largo de toda su vida.
Eso sí, cada niño es diferente y es recomendable consultar con el pediatra la edad adecuada para administrar al pequeño infusiones, así como cuáles pueden ser las más adecuadas para su organismo. Ten en cuenta que hasta los 6 u 8 meses de vida el cuerpo del bebé aún no está totalmente desarrollado, por ejemplo la capacidad desintoxicadora del hígado, de los riñones, así como los sistemas digestivo, respiratorio o inmunológico aún no están totalmente formados.
Infusión de manzanilla
Es, por excelencia, la tisana más utilizada con los más pequeños de la casa. Y, seguramente, es la primera infusión de la que hacen uso los bebés. Alivia los cólicos tan molestos de los lactantes, es relajante, les ayuda a conciliar el sueño… Se recomienda también para el dolor de estómago, la indigestión, los gases y la flatulencia.
También, además de su injesta, resulta muy apropiada para aliviar las erupciones de la piel, suavizar el escozor de su culito cuando está irritado por el pañal, descongestiona y limpia los ojos en los primeros síntomas de conjuntivitis… Desde luego, la manzanilla no puede faltar en ninguno de nuestros botiquines caseros.
Las flores de la manzanilla ayudan además, en el proceso de dentición de los bebés. Cuando les van a salir sus primeros dientes están muy incómodos, nerviosos, molestos y doloridos. La infusión de manzanilla puede resultar un gran alivio en este proceso gracias a sus propiedades antiinflamatorias. Si tu hijo está pasando por este periodo, prueba a mojar una toalla de algodón con la infusión de manzanilla y dásela al bebé para que la muerda. Notarás como poco a poco las molestias se irán reduciendo.
Preparar una infusión de flores de manzanilla es muy sencillo. Necesitas dos cucharadas soperas de flores de manzanilla y agua. Pon a hervir el agua (en el fuego o en el microondas) y cuando comience el hervor echa las flores de la infusión y deja que siga hirviendo durante 10 minutos más. Después, déjala reposar para que se enfríe. Posiblemente, como a otras infusiones, tengas que añadirle un poco de endulzante (para que a los pequeños se les haga más atractivo su sabor), ya sea azúcar, melaza, edulcorante, miel… Intenta no abusar mucho de ellos y prueba a echar la mínima cantidad posible. En el caso de los bebés, es mejor no añadir ningún endulzante.
Infusión de rooibos para inducir el sueño
Este tipo de tisanas son muy saludables para los niños porque, al igual que la manzanilla, no tienen teína. El rooibos ayuda a inducir el sueño y, además, debido a sus propiedades antioxidantes, ayudará a desarrollar un sistema inmunológico más fuerte. También se puede usar la infusión de rooibos para aliviar las picaduras de insectos y para calmar la piel inflamada.
Infusión de cardamomo
Esta planta resulta muy beneficiosa como remedio para las malas digestiones. Si a tu hijo o hija no le gusta el sabor de la manzanilla, puedes probar con el cardamomo. Entre sus beneficios se encuentra el alivio del dolor de estómago, disminuye la flatulencia y puede ayudar a remediar las enfermedades del aparato respiratorio, por lo que su injesta convierte a esta planta en una gran aliada para mejorar los constipados.
La infusión de cardamomo se suele preparar con semillas, éstas hay que molerlas hasta conseguir un polvo de textura gruesa. Para realizar una infusión necesitaremos una cucharada sopera del polvo resultante de las semillas que pondremos a hervir en agua durante diez minutos. Después colamos la infusión y dejamos enfriar. También en muchos sitios podemos encontrar las semillas ya molidas.
Menta para los constipados
Es otra de las plantas que nos ofrece la naturaleza para alivia la indigestión tanto de los adultos como de los más pequeños de la casa. También tiene efectos calmantes. La infusión de menta es un remedio natural que se utiliza muy a menudo en caso de bronquitis, tos o constipados. La hoja de menta ayuda a disminuir la congestión de nariz, garganta y pulmones. Si tu pequeño está con catarro, puedes hacer una infusión de menta y ponerla en un cuenco por la noche al lado de su cama. Los vapores de la menta le ayudarán a respirar mejor y a conciliar el sueño.
Hinojo para la hinchazón de la tripita
Otra de las infusiones que ayuda tanto a mayores como a pequeños a paliar los efectos de una mala digestión es la infusión de hinojo. Alivia la hinchazón del vientre y el dolor de estómago. Por otra parte, el hinojo tiene efectos laxantes por lo que puede ser de gran ayuda para el estreñimiento tantos en niños como en adultos.
Malvavisco, ingrediente de muchos jarabes para la tos
Esta planta es utilizada en muchos jarabes que alivian trastornos respiratorios (catarro, tos…). El malvavisco también contiene ácido salicílico ¿te suena?, efectivamente, es la aspirina que nos ofrece la naturaleza y que sirve para aliviar dolores de cabeza, dolores musculares… Eso sí, has de tener en cuenta que su uso no es recomendable para bebés de corta edad.
Saúco para la fiebre
Esta planta es muy útil para bajar las primeras décimas de fiebre. Si estamos con algo de febrícula, con resfriado o con bronquitis, tanto los adultos como los niños podemos beneficiarnos de los efectos del saúco. Dos tacitas al día de esta infusión pueden ser suficientes para ayudar a bajar los primeros síntomas de fiebre.
Melisa, el mejor tranquilizante
Esta planta calma los estados de nerviosismo y puede ayudar a reducir la hiperactividad tanto de mayores como de pequeños. La infusión de melisa se suele usar para tratar la ansiedad y los problemas digestivos que ésta genera en el estómago. También es buena para ayudar a combatir la congestión de las vías respiratorias. De la misma manera, esta planta es una buena aliada para tratar el insomnio infantil. Puedes tomarla sola o combinándola con manzanilla, flor de azahar o pasionaria.
Bardana para la piel
El potasio y una sustancia llamada inulina, confieren a esta planta sus beneficios depurativos y antibacterianos. La bardana es una de las plantas naturales quizás menos conocidas, pero tiene unas propiedades muy beneficiosas para la piel. Es una planta de enorme tamaño y lleva siglos utilizándose para aliviar problemas de la dermis. En la actualidad, es muy utilizada como remedio para los eccemas de la piel, el acné juvenil, urticarias, dermatitis seborreica y atópica, psoriasis…
La infusión de bardana se puede aplicar directamente sobre la piel para tratar los problemas dermatológicos citados y también para las picaduras de insectos, llagas, heridas, úlceras de la piel… También, por sus virtudes antibacterianas, resulta muy útil para ayudar a eliminar las infecciones provocadas por hongos.
Consejos para compartir con tu pequeño
Te ofrecemos una serie de pautas a tener en cuenta a la hora de compartir infusiones con los más pequeños de la casa.
- Antes de dar a tu hijo una infusión, asegúrate de que no tenga ninguna alergia o intolerancia a la infusión que se le va a administrar.
- Consulta con tu pediatra y él te podrá orientar sobre cuáles son las infusiones que mejor le van al pequeño.
- Siempre comienza administrándole una dosis pequeña y que la vaya tomando poco a poco, en pequeñas cantidades.
- Si aún bebe con biberón, puedes preparar la infusión y dársela en este recipiente.
- Ten en cuenta que la temperatura de la infusión, tanto si es para ingerirla como si es para aliviar su piel, debe de estar entre los 26 y los 36 grados centígrados. La infusión nunca puede estar a temperatura más alta que la indicada.
- Para niños menores de un año no se recomienda endulzar la infusión, si lo haces, utiliza la menor cantidad posible de azúcar, miel o edulcorante.
Me parece genial y super interesante. Con todo lo que ponéis nos ayudáis un montón.
Gracias. Un saludo
Muchas gracias Marta por tu comentario.
Es un gusto el que te aporte, lo hacemos encantados.
No obstante, si quieres que hablemos sobre algún tema en concreto, no dudes en hacérnoslo saber que tanto aquí como en el podcast, lo podemos tratar encantados.
Un fuerte abrazo,
Mario.
¿Qué bien explicado todo! Me ha encantado. Muchas gracias
¡A ti, Ana! A ti por estar ahí y por contarnos qué te parece el contenido. Seguimos trabajando por aportar más y más, cada día.
Un abrazo 🙂