Si en unos análisis de sangre nos han diagnosticado el colesterol por encima de lo considerado como “normal” y no hacemos nada por bajarlo, con el paso del tiempo sus consecuencias para nuestra salud pueden resultar realmente peligrosas.
Colesterol malo: nuestro gran enemigo
Lo cierto es que el colesterol es una sustancia grasa natural que está presente en todas las células del cuerpo humano y que resulta imprescindible para el normal funcionamiento del organismo, tal y como define la Fundación Española del Corazón.
El ser humano obtiene cada día cantidades importantes de colesterol que proceden de dos vías: del hígado -que fabrica cerca de 1.000 mililitros- y de alimentos como la yema de huevo, las comidas grasas o la mantequilla. Pero, ¡ojo!, existen dos tipos: el colesterol LDL o “malo” y el colesterol HDL o “bueno”.
En circunstancias normales, las cantidades necesarias de cada tipo de colesterol están equilibradas y nuestro organismo funciona correctamente. Sin embargo, cuando aumenta el colesterol malo, ya sea por factores genéticos o por una mala alimentación, puede desembocar en la formación de placas de grasa en las arterias vitales. Al ir estrechándose las arterias poco a poco, llega un momento en el que la sangre que reciben los órganos es insuficiente. Esta situación puede provocar aterosclerosis, (que consiste en el endurecimiento y disminución del calibre interior de las arterias), accidentes cerebrovasculares o enfermedad vascular periférica.
Por todo ello deberíamos preocuparnos si nuestro colesterol está por encima de 200mg/dL. Así, los profesionales sanitarios advierten de la importancia de determinar de forma precoz unos niveles elevados y detallan sencillas recomendaciones para mantenerlo a raya.
Dieta y ejercicio contra el colesterol
Una alimentación equilibrada y sin grasas saturadas , el control de peso y el ejercicio físico moderado, pero continuo (caminar, ciclismo, natación…), favorece la presencia del colesterol «bueno», encargado de limpiar los vasos sanguíneos y destruir el colesterol «malo».
Y es que uno de los aspectos que más influyen en el colesterol es la alimentación. En este sentido, los antioxidantes son un gran aliado de las arterias frente al acoso de esta grasa y existen numerosos tipos de té con gran poder antioxidante. Estudios médicos han comprobado la efectividad del té verde para reducir el colesterol malo, lo que vendría a confirmar la relación observada hasta ahora entre su consumo y un menor riesgo cardiovascular. El Té Verde Sencha Fuji, fresco y aromático, destaca por sus propiedades antioxidantes, ideal para bajar los niveles de colesterol. También se emplea para proteger la salud cardiovascular. Por otro lado, el jazmín está considerado como una planta medicinal, idónea para la reducción del colesterol, presentes en nuestro Té Verde Jazmin Ecológico.
Asimismo, el té blanco puede resultar muy beneficioso para aquellas personas que están luchando contra el colesterol alto. El Té Blanco Pai Mu Tan Eco ha sido elaborado con hojas de té blanco de excelente calidad, para conseguir una estupenda infusión con grandes propiedades antioxidantes. Suave y con aromas a canela y anís, al Té Blanco Pai Mu Tan Chai también se le asocian propiedades adelgazantes y ayuda controlar el colesterol.
Por otro lado, las hojas de rooibos son utilizadas en infusiones para tratar de forma natural la hipercolesterolemia. Prueba nuestro Rooibos Bosque Encantado ya que las diferentes frutas con las que se ha sido elaborado lo convierten en un excelente controlador del nivel de colesterol en nuestro organismo. La combinación de ingredientes de Rooibos Sahel también es otra alternativa como excelente complemento para eliminar grasas saturadas, gracias al cártamo que contiene.
Y por último, el mate es una auténtica fuente de minerales y vitaminas, lo que contribuye a mejorar nuestra salud cardiovascular y disminuir la tasa de colesterol.